El catalán Torra primer presidente autonómico de la democracia española inhabilitado por la Justicia

Portadas en la prensa española

El presidente autonómico de Cataluña, Quim Torra, ha sido inhabilitado hoy por sentencia del Tribunal Supremo, para ejercer su cargo. Lo cual siembra un precedente en el actual contexto español en el que se utilizan las instituciones del Estado por los separatistas y la izquierda radical de socialistas y comunistas en el propio gobierno de la Nación, para utilizarlas y destruir el régimen Constitucional democrático de la Monarquía parlamentaria.

Es la primera vez que esto sucede en la democracia española instaurada hace cuatro décadas por el Rey Juan Carlos I y la UCD, con la que el presidente de este partido, Adolfo Suarez, y su sucesor, Leopoldo Calvo Sotelo, gobernaron los primeros años de la Transición democrática tras la dictadura de Franco.

Una sentencia del Tribunal Supremo contra el golpismo nacionalista catalán

Y sucede porque Quim Torra pertenece al mundo del separatismo catalán que desarrolla un proceso golpista desde dentro de las instituciones del Estado para destruir el régimen de libertades constitucional y parlamentario.

Proceso por el cual la mayoría de sus dirigentes han sido encarcelados o están en busca y captura en el extranjero, y que hoy son los socios que apoyan al gobierno socialista de Pedro Sánchez en el Parlamento, incluidos los terroristas de ETA bajo la denominación de Bildu. [Read more…]

Frenar el populismo

portadasEl Brexit es solo la punta del iceberg de lo que nos espera si no se frena de forma tajante el proceso populista totalitario.

El Brexit es un gran triunfo del populismo. Quienes creían que en uno de los países cuna de la democracia como Gran Bretaña se frenaría el populismo, ahí lo tienen: ha sido la campaña populista la que ha ganado el referéndum del pasado jueves 23 de Junio, sacando al país de la Unión Europea y produciendo un cataclismo europeo y mundial cuyas consecuencias no han hecho más que empezar.

Titulares que llenan las portadas de los medios como “El brexit produce un tsunami mundial en las bolsas”, “La bolsa española sufre la mayor caída de su historia”, “Escocia ya pide un nuevo referéndum para independizarse del Reino Unido”, o “La extrema derecha francesa reclama un referéndum para salir de la UE”, son representativos del proceso abierto y de sus consecuencias para todos, sin excepción y a todos los niveles. Lo iremos viendo en los próximos meses y años, si no se frena.

El populismo como fuerza motora de la destrucción de la democracia

El populismo es la fuerza motora de destrucción del sistema [Read more…]

El ‘si’ de Rajoy al Estado-nación

Imagen de Antxón SarasquetaEn este último debate sobre el estado de la nación en el parlamento español los socialistas e independentistas han coincidido en destacar el ‘no’ de Rajoy al desafío secesionista que implica en sí mismo la ruptura de España. Pero lo más relevante es justamente lo contrario: el compromiso de Rajoy para defender el modelo constitucional del Estado-nación.

Efectivamente el ‘si’ al Estado-nación es el ‘no’ a la disgregación del Estado y de la nación. Es el ‘no’ a la ruptura de España.

Por eso no es baladí la resolución del PP sobre el modelo de Estado aprobada esta semana en el Congreso de los Diputados. De hecho, tiene un calado político considerable, y una fundamentación impecable en términos democráticos, políticos y jurídicos.

En primer lugar porque la propia resolución le obliga al gobierno a que tome “cuantas medidas le permita el ordenamiento jurídico para preservar la unidad de España”. Esto tiene su importancia cuando lo que está en juego es la ruptura de España, y el gobierno tendrá que tomar decisiones importantes para impedirlo.

Esta resolución implica un mandato parlamentario renovado frente a las amenazas secesionistas de los independentistas catalanes y vascos, y ante la oposición socialista que quiere cambiar la Constitución y el modelo de Estado.

La disgregación del Estado-nación solo conduce al desastre

El hecho de que los demás grupos de la cámara no apoyasen esta resolución no hace más que confirmar tanto la amenaza contra el actual modelo constitucional, como que la actual mayoría gubernamental es la única fuerza dispuesta a defender en virtud de su propio mandato parlamentario el actual modelo de Estado-nación.

¿Por qué es importante la fundamentación del caso? Porque la democracia liberal es un modelo fundamentado en valores, derechos y principios que tienen su principal sujeto de soberanía en la persona y su libertad individual.

El presidente del gobierno, Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados

Rajoy en el Congreso

Fue el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el que expuso la argumentación, que luego ha quedado reflejada en la resolución aprobada en el parlamento. Sobre el modelo de Estado solo pueden decidir el conjunto de los españoles, en los que reside el sujeto de la soberanía. Todo lo demás es inconstitucional e ilegal.

En 1995 tuvo un gran impacto mundial la teoría de “El fin del Estado-nación”, libro publicado por el considerado entonces como uno de los gurus de gobiernos y empresas internacionales, Kenichi Ohmae. Solo dos décadas después, esta teoría se ha demostrado falsa de toda falsedad. No solo se ha visto reforzado el modelo del Estado-nación sino que el fin del Estado-nación es un fracaso y representa la propia destrucción de la nación, sus libertades, su economía y sociedad.

Hoy todas las potencias y economías que lideran el mundo hacen del Estado-nación su ‘ser’ indestructible. La propia constitución de la Unión Europea, aprobada hace muy pocos años, está basada en el Estado-nación. La disgregación del Estado-nación solo conduce al desastre, y ese es hoy el principal desafío al que se enfrenta España.

 

La hora y el ahora de Rajoy: más España

portadas-la-razon-y-el-pais¿Cual es el proyecto de futuro de España? Si la política del Estado y su gobierno no está dirigida por un proyecto nacional capaz de situar a España entre los países que van a liderar la globalización en el mundo durante este siglo XXI, continuará la actual deriva interna de un proceso secesionista y revolucionario.

Cuando no se tiene proyecto otros imponen el suyo, y eso es lo que están haciendo los nacionalistas, la izquierda, y el marxismo-leninismo de los terroristas de ETA desde las propias instituciones del Estado que ocupan. Su proyecto conduce a la ruptura de España como Estado-Nación y la destrucción del régimen constitucional de democracia liberal vigente. Uno de los ejemplos prácticos es el “derecho a decidir” de cada autonomía promovido por ETA-Batasuna desde hace años y que ha sido aprobado por el Partido Socialista en Cataluña, sabiendo que vulnera la Constitución, que en su artículo 92 establece que un referéndum consultivo debe ser sometido a “todos los ciudadanos”, no solo a un parte, y que además es una “competencia exclusiva” del Estado (artículo 149. 1).

En un informe publicado hace muy poco tiempo (2006) el Consejo de Estado dictaminó que “No es de extrañar, en consecuencia, que -la Constitución vigente- sea la que más estabilidad auténticamente democrática haya proporcionado a la España de los dos últimos siglos”.

Y eso es exactamente lo que quieren destruir  los nacionalistas, la izquierda radical, y los terroristas: una España de éxito, una Constitución de éxito, y una democracia liberal de éxito, desarrollando un movimiento anti-sistema desde las instituciones y la calle.

El principal valor de España es que implantó la más moderna democracia liberal estableciendo una Constitución con esa doctrina. A diferencia de las viejas democracias liberales de otras grandes potencias producidas por revoluciones y guerras (Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania…) en España se desarrolla con un proceso pacífico de la dictadura a la democracia, mediante una convergencia de fuerzas políticas y sectores sociales contrapuestos, que hacen de la pluralidad ideológica un bien común, que da lugar la Constitución de 1978. Por eso la transición democrática española ha sido un modelo de referencia en todo el mundo.

La democracia liberal no puede ceder a la debilidad ni estar a la defensiva

Un proyecto de futuro de España tiene que estar basado en la doctrina de ‘más España’. Lo que significa más nación, más cumplir la Constitución, más cumplir el imperio de la ley, hacer más democracia, liberar las fuerzas y energías de la sociedad no ahogarla, proyectar todas las fuerzas de la nación a un liderazgo global europeo e internacional.

El poder de una nación como España es ser más España. No ceder a la debilidad ni al complejo de culpa por ser una de las naciones más importantes en la historia del mundo, que ha sabido dar vida a una nación plural y democrática, haciendo del poder soberano de cada persona un valor de unidad entre distintas ideologías y las regiones que la forman. Más España significa hacer de la regeneración una fuerza clave de su sistema político, económico, y social. Hacer un proyecto de futuro supone invertir en lo que domina las tendencias que marcan el futuro para competir y progresar, y no en subvenciones y gastos de sindicatos, administraciones, y burocracias que impiden modernizar el país.

Hace unos días (24/10/2012) Mario Vargas Llosa hizo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid un elogio encendido de la libertad que representaba la España nacida de la transición democrática frente a la amenaza totalitaria del nacionalismo a la que se enfrenta esta nación en nuestros días. Fue muy explícito: comparó el totalitarismo nacionalista con el comunista y fascista que han sido derrotados en el siglo XX. Vargas Llosa recibía en ese acto de manos del ex presidente José María Aznar el IV premio de la Libertad de la Fundación FAES, quien a su vez expresó -estando delante el jefe de Gobierno, Mariano Rajoy- la necesidad de poner en marcha un proyecto nacional. Aznar afirmó que “es indispensable reconstruir desde su base un proyecto nacional real que nos devuelva al camino del progreso”.

La democracia liberal no puede ser débil ni estar a la defensiva, tiene que ejercer la iniciativa de su liderazgo y la virtud de la firmeza en el cumplimiento de sus leyes, porque de lo contrario pierde su legitimidad, sus funciones, y su poder.

Las naciones democráticas se suicidan por dos motivos, por debilidad y cobardía frente a los totalitarismos o porque inician lo que la historiadora norteamericana Barbara Tuckman estudió en su obra La marcha de la locura (The March of Folly) en la que analiza algunos episodios históricos como los gobiernos y líderes políticos, que presos de la irracionalidad y la locura conducen a sus naciones y sociedades al desastre.

La hora y el ahora de Rajoy

Defender la libertad es mucho más difícil que destruirla, porque en el fundamento de la doctrina totalitaria vale todo para conseguir sus fines. De ahí la importancia de que los gobiernos y líderes democráticos actúen con total firmeza y sin concesiones frente a los enemigos internos y externos de la libertad y la nación.

Hacer de la moderación un valor democrático per se, solo demuestra la inmadurez y falta de cultura democrática de quien lo hace. La libertad es la raíz de la persona como individuo, de la nación, y de sus empresas. Esa es la diferencia entre las naciones libres y las que no lo son. Y una democracia liberal no se defiende con discursos de buenas intenciones, se defiende con una política firme en todos los frentes contra los enemigos de la libertad, cualquiera que sea su rostro. Si por el contrario los poderes del Estado posibilitan y legitiman la presencia de los terroristas en las instituciones democráticas, como ha ocurrido en España, se allana el camino del totalitarismo.

Para superar esta crisis nacional y evitar el suicidio, el gobierno y los poderes del Estado tienen que presentar a los españoles un proyecto de futuro, claro y firme, que responda a lo que los españoles aprobaron democráticamente y masivamente mediante sus instituciones representativas y ellos mismos individualmente mediante referéndum, que sitúe a España en un horizonte de liderazgo con las naciones occidentales. Ese es el proyecto de ‘más España’, y es la hora y el ahora de Rajoy.

AS © 2012

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Imagen de Antxón SarasquetaEL CAMBIO COMO OPORTUNIDAD

Expuse esta tesis en mi intervención ante el Foro de la Sociedad Civil al día siguiente de celebrarse las elecciones del pasado 20 de Noviembre, a petición de su presidente, Ignacio Camuñas. Partiendo de una variable que llamo “la fuerza del cambio”.

Si se contabilizan todas las elecciones de ámbito nacional celebradas en España desde 1993 hasta hoy (locales y autonómicas, europeas, y generales), se comprueba que el triunfo del centro-derecha está respaldado por una fuerza electoral que es el doble que la obtenida por los socialistas. En este periodo se han celebrado quince elecciones, diez ganadas por el PP y cinco por el PSOE. Con resultados sobre el censo electoral, el promedio de la diferencia de apoyo a los dos partidos en sus respectivas victorias es de 4,7 puntos para el PP y de 2,2 al PSOE (ver gráfico).

Esta fuerza del cambio se ha visto confirmada no solo por el vuelco electoral producido el 20-N, sino porque este resultado consolida una tendencia creciente de cambio que se inició en 2009 con la victoria del PP en las europeas, seguidas este año de las municipales y autonómicas donde los populares arrasaron, pues ganaron en catorce de las quince consultas autonómicas, y en dos de cada tres capitales de provincia.

Imagen de “la fuerza del cambio” en las elecciones españolasEl PP es la fuerza de centro-derecha que hoy cuenta con mayor respaldo popular entre las grandes naciones europeas, para liderar un gran cambio frente a la crisis. Esa es la oportunidad del nuevo gobierno de Mariano Rajoy, y de España. Si el cambio fracasa, el PP habrá malgastado la fuerza del cambio y España habrá perdido su última oportunidad de situarse entre las potencias que emergen de la crisis.

La nueva dimensión del cambio

Pero el cambio como oportunidad implica entender la nueva dimensión del cambio. En la sociedad de la información el cambio es de otra naturaleza, magnitud, y velocidad. Lo que supone una nueva mentalidad y cultura política.

La naturaleza de la sociedad es la información, materia intangible. La información opera en tiempo real, y eso hace que la velocidad sea muy superior a los cambios políticos, burocráticos, y legislativos. Mientras que la profundidad y magnitud del cambio respecto a lo que era la sociedad industrial, lo está experimentando cada ciudadano en su vida cotidiana. La fuerza del cambio es exponencial.

Estos datos ilustran la dimensión exponencial del cambio: el número de usuarios de Internet se ha multiplicado por seis en los últimos diez años, hasta superar los dos mil millones actuales; solo en el último año la ciencia ha descubierto más de cien nuevos planetas; todos los días salen cambios revolucionarios que transforman la vida, los negocios, y el pensamiento; y más de un millón de cerebros en todo el mundo están inventando el futuro las 24 horas del día con los más poderosos recursos científicos, tecnológicos, y económicos.

Cualquier cambio político y social se hace sobre una realidad de esta dimensión. De hecho una de las causas de la agudización de la crisis europea es el desfase que hay entre la velocidad de los mercados económicos y financieros, que operan en tiempo real, con las decisiones políticas, que actúan en tiempo burocrático. Con el resultado para los gobiernos y sus países de verse desbordados, y tener que cambiar constantemente de decisiones porque se ven superados por la realidad de los hechos.

El cambio solo será una oportunidad para España si da un salto a la sociedad de la información, y se convierte en motor y referencia de la innovación. Si pone en marcha un cambio futurista. Si pone en valor su ser nacional para liderar y competir globalmente.


El cambio político y el futuro de España


Hacer de España un todo (I)

El éxito o fracaso del cambio político de Mariano Rajoy después de obtener un mandato claro de mayoría absoluta en las urnas, va a depender de hacer de España un todo como modelo de liderazgo y gestión. El cambio es una oportunidad para España, en medio de un clima dominado por la crisis, adversidad, y escepticismo en la población española y en toda Europa. [Ver artículo España necesita un giro de 180º]

A Rajoy le bastaría aplicar el principio y el modelo de ‘España como un todo’, en toda la acción de Gobierno, a todos los niveles y en todas las políticas. Este cambio supondría un giro de 180 grados sobre el modelo de crisis en el que Zapatero y el socialismo han metido a España, creando graves problemas añadidos a Europa.

En una realidad global, por su propia naturaleza y configuración, cuando las partes empiezan a dominar el todo, el sistema entra en crisis. Por el contrario, cuando las partes se desarrollan en relación con lo que representa el todo, se potencian a sí mismas, y fortalecen el sistema en el que se sustentan y operan. Es donde está la diferencia entre el éxito y el fracaso.

El modelo de Zapatero ha consistido en hacer de la parte el todo. Es la lógica del sectarismo político. Ha hecho que la política española dependa de los grupos más radicales y minoritarios, de las minorías nacionalistas, y de las autonomías en función de su color político y pactos partidistas. La crisis se ha extendido por todo el sistema, afectando a todas las instituciones, medios públicos, sectores privados, grupos sociales. El resultado es su herencia: una nación descompuesta, y una crisis institucional y social sin precedentes desde la restauración democrática de 1977, que tiene en los cinco millones de parados el mayor exponente y drama humano.

Cumplir con el mandato de la mayoría

Hacer de España un todo supone en la práctica poner en valor cada cosa en proporción a lo que son y representan. Empezando por el Parlamento y el Gobierno de la nación.

Si el PP ha conseguido en las elecciones del 20 de Noviembre la mayoría absoluta del 44,62% de representación, y el PSOE casi 16 puntos menos, los comunistas de IU no han llegado al 7%, y UPyD ha conseguido el 4,7%. Todos los demás -excepto CiU, que ha llegado al 4,17%- están por debajo del 1,5%, y para poner en valor España como un todo y el gobierno de la democracia, la nueva mayoría popular tiene que ajustarse a este mapa. De lo contrario, ni se pone en valor la nación, ni la democracia, ni los intereses generales, ni se cumple con el sagrado mandamiento de que todos los ciudadanos son iguales en derechos y deberes.

El PP tiene que hacer real lo que es una realidad constitucional, social e institucional: por mucho que representen unas minorías separatistas y nacionalistas en sus comunidades, en el parlamento representan una parte proporcional de la nación. De lo contrario es subvertir el orden democrático

De igual forma, si en los medios públicos, financiados con el dinero y esfuerzo de todos los contribuyentes, se sigue dando más valor a las minorías separatistas que a los que tienen mayor representación; si los empresarios grandes, pequeños, autónomos, y colegios profesionales, siguen siendo menos importantes que los sindicatos políticos que carecen de representación social conocida (porque no hacen transparente sus ingresos por cuotas de afiliados); si las instituciones públicas nacionales de todo orden son inferiores a las autonómicas, entonces, el cambio fracasaría.

Ordenar la nación y la democracia

Soy un defensor del sistema autonómico español, como modelo. Porque en sí mismo, representa un beneficio para las partes y para el todo que es la nación, y la democracia liberal, que es la que ordena la constitución española. Pero por buenos que sean los sistemas, si se utilizan mal producen el efecto contrario. España ha tenido éxito cuando se ha utilizado bien el sistema autonómico y ha fracasado cuando el mismo sistema se ha utilizado al revés.

Un Estado autonómico tiene sentido si las competencias autonómicas que se delegan a las comunidades favorecen la igualdad de todos y mejoran los servicios, bienestar, y calidad de vida. Las autonomías no suplantan ni sustituyen al Estado, son delegadas y representan el poder y autoridad del Estado. Hacer lo contrario, insisto, es subvertir el orden, y ningún gobierno ni parlamento nacional puede admitir tal cosa porque representa la soberanía nacional, la de todos y cada uno. Y si lo admiten, entran en crisis.

Por tanto, el cambio en España y su influencia favorable y constructiva en Europa, tendrá éxito si los nuevos gobernantes tienen una visión global y ponen cada cosa en su sitio y en la proporción exacta de lo que son y representan.

El todo es España como nación y liderazgo, la parte son cada una de las autonomías con independencia de quien las gobierne, y las influencias de cada grupo de cualquier significado deben ser valoradas en función de lo que representan en relación con el conjunto, que es el todo.

La virtud del buen gobernante democrático

En la política existe una lógica no lineal, mediante la cual se llega a presentar como natural lo más enrevesado, absurdo y contradictorio, en función de variables de poder y circunstancias coyunturales o de oportunidad. O por factores humanos en la personalidad de quienes gestionan las situaciones. Pero esto en la realidad global está resuelto científicamente, mediante la lógica de la complejidad.

El hecho de que las cosas y problemas sean complejos, no quiere decir que pierdan su sentido lógico. Y en una realidad global como la que vivimos, políticamente la nación es el todo, porque es lo que representa el conjunto de todos y de cada uno.

La virtud del buen gobernante democrático está en hacer de su éxito el éxito de la nación, porque su éxito se debe a la confianza que en él ha depositado la mayoría de la nación.


El cambio político y el futuro de España