La libertad individual como hilo conductor de la regeneración

by_the_people_cover_murray_600x900 copiaBastaría con que hoy mismo el Parlamento suprimiese la figura del aforado, privilegio del que gozan 17.621 cargos públicos que no son juzgados por los mismo tribunales que un ciudadano común, para que los españoles recuperasen alguna confianza en la regeneración democrática. Lo puede hacer el Partido Popular que tiene mayoría absoluta en las Cortes, y por tanto la seguridad de que la medida saldría aprobada.

Transformar un cargo elegido por los ciudadanos para servirles, en privilegios personales de los elegidos, es en sí mismo un contrasentido democrático. No se puede defender la igualdad para todos cuando hay unas personas que por el hecho de ser elegidas adquieren unos privilegios legales por encima de los que les eligen. Que en este caso también se extiende a los que sin haber sido elegidos, se les ha concedido el mismo privilegio en razón a su cargo y responsabilidad en los poderes públicos.

¿Por qué en las principales democracias liberales como las de Estados Unidos o el Reino Unido no existe tal privilegio ni para el jefe del Estado -tampoco en Alemania? Porque la sociedad no lo consentiría. Y es aquí donde radica la clave, en la fortaleza de cada persona y de la sociedad en su conjunto para defender los dos principios básicos: la libertad individual y la igualdad en derechos y deberes. Solo así es posible “el bien común”.

La democracia liberal está basada en la libertad individual y es la libertad de cada individuo la que garantiza la libertad de todos por igual. Es lo que nos hace iguales en derechos y deberes. Pero si la defensa de estos principios no forman parte del ADN democrático, la degeneración del sistema es cuestión de tiempo, en perjuicio de todos. Lo que implica un compromiso serio de conciencia, responsabilidad, riesgo y ética personal en defensa de la libertad individual. Es decir, nos sitúa ante el deber hacer de cada uno.

La regeneración democrática es un desafío personal

Una persona que defiende la libertad individual no debe admitir cualquier violación o abuso de la propiedad privada, sino por el contrario, defenderla porque es un principio básico de la libertad. Los movimientos, teorías y leyes que justifican la ocupación de viviendas o edificios vacíos, o su penalización fiscal, suponen sencillamente un abuso contra la libertad de la propiedad privada.

En la escuela de derecho de la Universidad de Harvard el debate sobre la libertad individual es central

En Harvard el debate sobre la libertad individual es central

Una persona que defiende la libertad personal debe oponerse con contundencia y activamente a todas las teorías de lo políticamente correcto, el buenísmo y el relativismo moral, porque suponen en sí mismas un ataque a la libertad de criterio y conciencia individual, e imponen por esa vía un sistema ideológico, político y cultural dominante sobre el pensamiento y la conciencia individual. Se trata de la reproducción histórica en sus distintas formas de imponer el ‘colectivismo’ y el ‘alineamiento’ totalitario sobre la la libertad individual.

Una persona que defiende la libertad individual no debe admitir ni pactos ni concesiones al totalitarismo terrorista, nacionalista y proyectos populistas, porque el resultado es siempre el mismo: el fin de la libertad individual. Lo cual se refleja en la vida cotidiana y social, de los individuos y las familias.

Una persona que admite la corrupción en sus negocios y actividades profesionales o personales con las administraciones de cualquier rango, municipal, autonómica o nacional, está actuando contra la libertad individual, porque se convierte en complice de la corrupción pública y política, y por tanto depende y es parte de un sistema corrupto que hará todo lo que pueda contra la regeneración.

A mayor libertad individual mayor regeneración

Esa es la principal diferencia con las dictaduras, donde no cabe la libertad individual. La dictadura es el máximo grado en el rango de las sociedades ‘tuteladas’ por el Estado. Tras la reunificación de las dos alemanias, la comunista y la de la libertad, en el punto fronterizo más simbólico conocido como ‘Checkpoint Charlie’ en Berlín, se instaló un mural (algo escondido, hay que decirlo, porque estaba dentro de un edificio moderno de reciente construcción) en el que se recordaba que allí había estado la frontera entre la libertad y la “sociedad tutelada” del régimen comunista soviético,

En su obra ‘La democracia en América’, Alexis de Tocqueville habla del “principio de la soberanía del pueblo” como dogma de la democracia liberal que hace del Estado un sistema representativo del pueblo. Son los individuos como personas los que tienen la soberanía, que por representación electoral hacen que la nación y sus poderes públicos la ostenten temporalmente.

La regeneración de un sistema democrático solo tiene un hilo conductor, que es el principal fundamento de la democracia: la libertad individual. Si se defiende la libertad individual se regenera el sistema político, y si no, se corrompe. ¿O alguien cree que se puede regenerar un sistema democrático liberal como el de la Constitución española sin hacer de la libertad individual el eje de su regeneración?

AS © 2015

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