España le debe a Suarez lo mejor de España

Imagen de Antxón SarasquetaAl final de su vida Adolfo Suarez ha prestado su último gran servicio a España, haciendo valer lo que ha representado él mismo como lo mejor de la historia de la nación y sus libertades. Esto es, la transición pacífica de la dictadura a la democracia que él dirigió como presidente del gobierno de la UCD (1976-1981) y que ha dado origen al periodo de mayores libertades, progreso y riqueza de este país.

Tras conocerse su fallecimiento el mismo domingo 23 de marzo de 2014, todos los grandes medios internacionales, además de los nacionales, han rendido tributo en ‘tiempo real’ – al instante- a su obra política. Destacando el hecho de que fue él -Suarez- quien condujo a España de la dictadura a la democracia. “Suarez condujo a España de la dictadura a la democracia” coincidían The Wall Street Journal, New York Times, BBC TV o la agencia France Press, entre otros muchos medios internacionales que valoraban la noticia nada más conocerse.

Un hecho insólito y de gran valor en la historia democrática del mundo que yo mismo he podido experimentar con la difusión de mis obras y conferencias a nivel internacional sobre este periodo. Y que cobra especial valor estos días de 2014, cuando mayor es la ofensiva independentista totalitaria para romper la unidad y la constitución española.

Suarez hizo que la transición democrática española fuese una referencia y atractivo mundial para seguir su modelo de transición democrática. De lo que puedo dar fe porque he impartido más de un centenar de conferencias en todo el mundo sobre esta materia, en universidades, foros políticos y empresariales, e instituciones de todo tipo.

Recuerdo una conferencia que impartí en la Universidad de Pittsburg (1987) en la que ante mi sorpresa el medio centenar de asistentes no solamente estaban interesados en el caso de la transición democrática española, sino que por lo mucho que sabían parecían doctorados en el modelo de cambio democrático español.

TIMEMis conversaciones con Suarez

He pasado cientos de horas hablando con el Suarez presidente en sus mejores y peores momentos en la Moncloa. En muchas de estas conversaciones participaron sus colaboradores más estrechos como Alberto Aza, Josep Meliá, y su propio cuñado, Aurelio Delgado.

Tuvo la confianza de hacerme las confidencias de sus decisiones y la visión de estado que las motivaba. Jamás me pidió nada a cambio. Ni un artículo favorable, ni que matizara mis críticas. De hecho, en nuestras conversaciones personales jamás aludió a mis críticas periodísticas o en mis libros, cuando era presidente o cuando dejó de serlo y se instaló en un despacho de la calle madrileña de Antonio Maura.

Parte de esos trabajos periodísticos están en los archivos históricos del sociólogo Juan Linz, en la Fundación March, otros muchos en la Biblioteca Nacional, y en los catálogos y bibliotecas de numerosas universidades norteamericanas, europeas, y latinoamericanas.

Cuando volví de mi corresponsalía de Londres (a finales de los años setenta) trabajé en el ministerio de la presidencia de la Moncloa (en el edificio de que entonces se llamaba ‘Semillas’) con sus ministros de la UCD, Otero Novas, Pérez Llorca, y con el letrado en Cortes y  secretario de Estado de la Administración Pública, Manuel Fraile Crivillés. Soy uno de esos muchos hijos del periodismo y la política de la transición democrática, que han vivido la experiencia vital, humana y política de Suarez.

Lo que me dijeron otros líderes de Suarez

Tampoco dudé en ir más lejos y hablar largo y tendido sobre la etapa de Suarez y el cambio español con el líder comunista, Santiago Carrillo, el socialista Felipe González, y los presidentes de los gobiernos autonómicos de la Generalitat, Josep Tarradellas, del vasco, Carlos Garaicoechea, y del andaluz, Rafael Escudero. Hicieron todos ellos una valoración positiva del cambio que protagonizó Suarez, por muchos matices críticos que incluyeran. Todos reconocieron en estas conversaciones personales la visión y el valor de Suarez de acometer el proyecto de la transición democrática.

He asistido a mítines del líder comunista Carrillo en Whitehall (Londres) negando apasionadamente que fuese a pactar con Suarez y el Rey Juan Carlos, y años después tuve su propia confesión personal en el restaurante Lur Maitea de Madrid, explicándome por qué pactó con Suarez e hizo suya la bandera española y la nueva constitución democrática.

El ex canciller socialista Willy Brandt me explicó por qué no había que legalizar inicialmente a los comunistas, y Suarez me contó por qué había que hacerlo

Cuando entrevisté al ex canciller socialista alemán Willy Brandt en Bonn me describió su apoyo a la nueva democracia española y por qué en primera instancia no se tenía que legalizar a los comunistas. Como habían hecho en Alemania tras la segunda guerra mundial. Fue la primera entrevista que se publicaba de un lider socialista tras la muerte de Franco (publicada en la revista Blanco y Negro el 3 de enero de 1976). Pero, por el contrario, Suarez me explicaría después por qué había que legalizar al PC: para legitimar plenamente la democracia española, en la que ninguna ideología quedaba excluida.

Suarez-ReyLa historia del Suarez político hay que valorarla en términos históricos de su presidencia, periodo en el cual se aprobaron muy mayoritariamente por el Congreso y en referéndum nacional las nuevas leyes del cambio democrático. Lo que debe ser recordado en tres hechos fundamentales.

Uno, la ley de reforma política por la que desaparecía legalmente la dictadura franquista, y que fue aprobada por las propias Cortes franquistas el 18 de noviembre de 1976 y el 15 de diciembre de ese mismo año en referéndum con un 80% de votos a favor.

Proceso en el cual otro hombre del régimen franquista, Torcuato Fernandez Miranda, que creyó en Suarez y se lo propuso al Rey, fue clave en el diseño e impulso de esta reforma.

A continuación, y una vez legalizados todos los partidos de todas las ideologías, Suarez convocó las primeras elecciones democráticas el 15 de Junio de 1977, que las ganó UCD.  Fueron las Cortes que elaboraron la constitución española vigente y que fue aprobada en referéndum por el 89% de los votos de los españoles el 6 de diciembre de 1978.

Todo ello es obra política de Suarez como presidente del gobierno, y nadie se lo puede negar. Hizo la gran obra política de la transición española a la plena democracia que ha constituido un modelo de referencia en el mundo.

Todos los elementos críticos respecto a Suarez son menores en comparación con el resultado de su obra política.

La conspiración contra Suarez

Un día le pregunté a su vicepresidente, Fernando Abril Martorell, durante un almuerzo personal, por el misterio del liderazgo de Suarez, y me lo describió de forma muy ilustrativa: “Adolfo tiene la capacidad de detectar lo que viene. Es como si pusiera la oreja en el asfalto y percibiese por sus vibraciones lo que se aproxima. Adolfo es un líder nato. Tiene la capacidad de percibir lo que otros no perciben”.

Por eso -y por la información que disponía- Suarez supo que había una conspiración contra él antes que los conspiradores supieran quienes formaban la conspiración.

Un día supe lo que le había dicho el canciller socialdemocrata alemán, Helmut Schmidt, cuando le pidió con urgencia verle, y lo hicieron en una cena de domingo en Madrid. Schmidt le advirtió en esa cena que tenía informaciones de que se preparaba un golpe de estado militar contra él. Suarez ya estaba alertado y conocía los movimientos. Por eso dimitió. Creía que así desactivaría el golpe, pero el golpe del 23-F de 1981 ya estaba en marcha.

Entre los que hoy elogian su figura, Suarez reconocerá a quienes colaboraron en aquella conspiración golpista, incluidos los socialistas que habían sido consultados para formar parte del nuevo gobierno de ‘concentración’ presidido por un militar (el general Alfonso Armada).

Suarez-Carrillo

Un botón de muestra de ese episodio lo publiqué en mi libro ‘De Franco a Felipe’ y que ha sido objeto de numerosos consultas y referencia de otras publicaciones y artículos.

  • Pag. 137 de la citada obra: “Marcos Vizcaya me confesó  meses después del intento de golpe que, veinte días antes del 23-F, Alfonso Guerra le llamó por teléfono para interrogarle sobre la disposición de su partido, el PNV, a participar en un gabinete de concentración presidido por un militar”.

Suarez se lleva a su tumba el secreto mejor guardado de la historia reciente española, como son las claves del golpe del Estado que le hicieron dimitir, pero su cuñado y estrecho colaborador en la presidencia, Aurelio Delgado, explicó su drama hace menos de un año: “El drama se instaló en la vida de Suárez el día en que tuvo que dimitir” ( 19-5.2013).

Suarez deja a España su legado y sus agallas

Aunque pueda parecer paradójico hablar de la memoria de una persona que en la última década ha padecido la enfermedad de Alzheimer, no lo es. Porque el no poder recordar no significa que se pierda el disco duro de la memoria, que queda instalado de por vida, dentro y fuera de nosotros. Representa nuestro legado.

Suarez ha dejado a España su legado, su obra política, única en el siglo XX de una dictadura que transita pacíficamente a una plena democracia liberal. Haciendo de la libertad y la convivencia la razón de ser de una nación histórica que había sufrido una guerra civil y una dictadura de cuarenta años.

La noche que en Vitoria, junto a José María (‘Chus’) Viana, Suarez me dijo que “el presidente del gobierno de España tiene que estar aquí porque el País Vasco es una de las partes más importantes de España”, me demostró que en su visión del liderazgo el tener agallas para defender España y su nueva democracia formaba parte de sus valores y creencias. Para entender este momento hay que situarlo en su contexto de un viaje presidencial rodeado de amenazas terroristas de ETA, en una noche fría y desangelada en la ciudad vasca, sin gente en sus calles, y con grandes medidas de seguridad cubriendo todo nuestro trayecto.

Para entonces Suarez había tenido las agallas no solo de enfrentarse a lo más duro del régimen franquista, y legalizar al Partido Comunista y a los grupos con antecedentes terroristas como fueron los casos de Esquerra de Catalunya y de Euskadiko Ezquerra, tras romper con la banda terrorista ETA, que tuvieron sus escaños de representación en el Congreso desde 1977 (antes de que existiera la Constitución). Con ello Suarez cumplió su objetivo de hacer de España una democracia plenamente legitimada, en la que ninguna ideología quedaba excluida.

La España después de Suarez
(Tarradellas: “Suarez ha sido providencial para España”)

Pero además Suarez ha hecho valer lo mejor de un liderazgo democrático, aunque su procedencia fuese del régimen franquista. Hizo de los valores democráticos su fortaleza, y nunca pactó desde la debilidad ni puso en cuestión los fundamentos de la nación.

Suarez-Tarradellas¿Alguien cree que se puede pactar la legalización del Parido Comunista o todas las demás ideologías, incluidas las más extremistas, cuando se consigue demostrar que en contra de sus apariencias su representación es tan minoritaria que en el mejor de los casos llega al 6% y en el peor no llegan al 1%? Legalizando a los comunistas y a otras formaciones extremistas Suarez demostró que representaban una minoría. Ver resultados de las primeras elecciones democráticas en 1977.

Y Suarez nunca renegó e hizo explícitos sus valores religiosos católicos, humanos y de convivencia social, que su propia familia los defiende en las horas dramáticas del final de su vida.

Es inevitable comparar este legado con los que cuatro décadas después lo quieren destruir, no lo defienden con las suficientes agallas, o creen que la democracia se defiende desde la debilidad.

Por eso hay que hablar de la España después de Suarez. Él puso los cimientos de una España democrática con un listón muy alto que ha sufrido un proceso de involución.

Lo que conduce a una reflexión final sobre la situación actual en este marzo de 2014 en el que la vida de Suarez está en una situación terminal: Suarez no es culpable de haber hecho la mejor historia de España, y si lo son quienes no hacen valer su legado para que siga siendo la mejor historia de España.

Fue el propìo presidente de la Generalitat catalana, Josep Tarradellas, quien me expresó en su casa y luego en su despacho oficial su convencimiento: “Suarez ha sido providencial para España”. Entrevista que publiqué en la Gaceta Ilustrada del 31 de Octubre de 1979.

Otro ejemplo de que sin renegar de sus principios y valores, y, por el contrario, haciendo de ellos su fortaleza de liderazgo, Suarez supo convencer a quienes eran sus enemigos  ideológicos, de una idea común de España y de su nuevo modelo democrático.

Se que muerto Suarez y tras un merecido elogio sobre su personalidad y obra, España volverá a sus andadas y no se tendrá en cuenta su legado a efectos prácticos porque desde 2004 la nación vive un proceso de involución, y ese es el gran drama de un país que no sabe valorar sus éxitos históricos, y lo mejor de su propio legado.

AS © 2014

 

 

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