Sánchez Asiaín y el mundo de las ideas

jasaCuando el bioquímico Santiago Grisolía nos explicaba el descubrimiento del genoma humano que estaba en marcha, Jose Ángel Sánchez Asiaín empezó a preguntarle sobre lo que ello iba a representar para la vida del hombre, y todos los efectos científicos y sociales. El código del genoma humano no se dio a conocer hasta quince años después, y efectivamente se produjo lo que Grisolía nos avanzó y se reveló la trascendencia de las preguntas que en aquella reunión había hecho Sánchez Asiaín.

Eran mediados de los años ochenta del pasado siglo y el presidente del entonces Banco Bilbao (hoy BBVA) nos reunía todos los meses a almorzar a un grupo de diez personas de diferentes campos, que practicábamos una tormenta de ideas. Un grupo multidisciplinar inspirado por su estrecho colaborador y directivo del banco, Antonio López, que también participaba en estos almuerzos.

Otros de los participantes eran el historiador José María Jover, el filósofo Alejandro Llano, el político Pío Cabanillas, el presidente de la editorial Espasa Calpe, Ignacio Bayón. Todos ellos han jugado un papel decisivo en los distintos campos del saber y del hacer en la reciente historia de España. La idea central era pensar en términos de futuro sobre los cambios que se proyectaban.

Como lo hacía en nuestro encuentros el catedrático, mente brillante y precursor en su campo, además de gran persona, Luis Ángel Lerena, al frente del Servicio de Estudios del banco, proyectado por Sánchez Asiaín, que hicieron de la independencia de estos trabajos una referencia de credibilidad y solvencia sobre la marcha de la economía española. Lerena fue un precursor de lo que hoy se llama transparencia en la información económica y  financiera con sus estudios.

Toda una historia inspirada por la inteligencia

El reciente fallecimiento de Sánchez Asiaín me ha llevado a recordar los más de treinta años que he disfrutado con él, compartiendo el mundo de las ideas.

Sánchez Asiaín promovió el Colegio Libre de Eméritos que ha hecho de este centro una referencia del conocimiento y el saber, integrando a los grandes científicos y académicos españoles en todas las disciplinas. Durante tres años entrevisté a más de una treintena de ellos patrocinado por este Colegio en el programa de televisión pionero en el campo del conocimiento, Aula 3 (de Antena 3 TV), cuando en España empezó a emitirse la televisión privada. Desde el premio Nobel, Severo Ochoa, a Pedro Laín Entralgo o Francisco Grande Covián, el principal investigador médico en el campo de la nutrición, y promotor de lo que hoy se conoce mundialmente como ‘la dieta mediterránea’.

Fue el filósofo Julián Marías quien me resaltó, mientras hacíamos un descanso en esas grabaciones de televisión, la figura de Sánchez Asiaín y la trascendencia que estaba teniendo su obra e impulso para el presente y el futuro de España.

Para ilustrar esa visión de futuro, sus incógnitas y actitudes ante los cambios, Sánchez Asiaín solía recurrir con frecuencia a su obra más admirada, Alicia en el país de las maravillas, en las que su autor, el matemático conocido como Lewis Carroll (Charles Lutwidge Dodgson, siglo XIX), proyectó una visión inteligente de todo ello.

En ese cruce intelectual del mundo de las ideas, el saber, los valores éticos y morales, y principios de la libertad del hombre, Sánchez Asiaín concluía que “la inteligencia sigue siendo el instrumento primario con el que iluminar y sentir la realidad”.
AS © 2016

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