María Vilas y Laura Calvo son dos quinceañeras españolas (gallegas) que han llegado al estrellato de la NASA al conseguir figurar entre los finalistas de un concurso mundial con un imaginativo experimento proyectado en YouTube para descubrir las aplicaciones prácticas que puede tener la reducción de la tensión superficial de la sustancia de un líquido -y la mezcla de ellos – en microgravedad. Inicialmente han conseguido además una importante audiencia nacional y global. Su vídeo (hacer clic en la imagen inferior) ya ha sido visto por más de ochenta mil personas y el de la NASA por más de 163.000, y los medios nacionales e internacionales se han hecho eco del logro. Forman parte por tanto del mensaje España como realidad actual y futura, pero en su impacto contabilizan menos que una declaración sindical o política. ¿Por qué?
Acabo de ver los primeros resultados del estudio que hemos realizado en mi consultora sobre el mensaje España, y su impacto revela que está bajo mínimos. Su nivel de desinformación es muy alto y tiene 10 errores críticos que lo sitúan en negativo (67% de contaminación del mensaje en la escala del Sistema VAC).
Esta observación incluye la perspectiva europea e internacional en la que se rentabiliza el mensaje España en negativo. El presidente francés, Nicolas Sarkozy lo utiliza en el argumentario de su campaña electoral para ilustrar la diferencia con el modelo de crisis socialista que han llevado a Grecia y a España a una situación de bancarrota.
¿Cómo puede sorprender que si una de las derivadas del mensaje español es decir que “España no es Grecia”, Sarkozy diga que Francia se ha librado de ser España o Grecia bajo su mandato? Por su parte el primer ministro italiano Mario Monti lo ha utilizado estos días en su beneficio para desviar el foco de la crisis a España, y muchos competidores de las grandes empresas españolas lo aprovechan también en su beneficio, devaluándolas en el mercado, empobreciendo a sus accionistas, y encareciendo sus productos y servicios.
El mensaje España está en el centro del debate nacional, y la mayoría de los medios dedican hoy mismo (domingo 8/4/2012) desde distintas perspectivas sus espacios preferentes a esta cuestión. Pero predomina un análisis muy elemental y superficial de lo que por su propia naturaleza es complejo, como es un mensaje representativo de una realidad nacional en un contexto global. Se recurre sin embargo a los sentimientos patrióticos, a las gestas históricas, a las fobias y filias internas y externas.
Para cambiar de tendencia
El resultado de este agitado debate es que a ojos de la opinión pública, y de quienes tienen que identificar y decidir sobre las grandes cuestiones en el ámbito privado o de los gobiernos, quedan ocultos los errores nucleares del mensaje España, que es donde precisamente se hallan las claves del factor correctivo para cambiar la tendencia.
Antes que un producto mediático un mensaje de información es una materia científica que contiene las propiedades que generan y determinan su impacto en la sociedad y los mercados (SOMOS INFORMACION. La nueva ciencia de lo intangible). A través de un solo mensaje se puede medir e identificar con un margen de error cero el estado de salud de la realidad que se analiza. Es como utilizar en proporciones mínimas una sustancia corporal para identificar con plena certeza el ADN de una persona. El mensaje España simboliza el estado de la nación en todos sus perfiles.
Uno de los datos más significativos que se descubre en el mensaje España es que en un periodo crítico del cambio de sistema a escala mundial, se está arruinando todo el potencial que tiene su mundo empresarial y la sociedad, y el país como tal, para desarrollar un liderazgo global de futuro. Lo que se traduce en un estado de frustración y empobrecimiento, material, moral, e intelectual, como es hoy patente en la vida cotidiana española. Lo que a su vez aumenta la depresión y desactiva los resortes impulsores que mueven el crecimiento y un proyecto de futuro.
Que el mensaje España cambie de tendencia no depende ni de las declaraciones, ni deseos, ni de la voluntad de nadie, ni se resuelve con los debates estériles, depende de una sola decisión: que el mensaje simbolice la realidad de un cambio de dimensión. Algo que aparece nítido y muy visible en la investigación y el estudio científico al que me he referido al comienzo de este artículo. El mensaje España implica una sola decisión, y es aquí donde se plantea la duda metódica cartesiana.
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