Desde hace tiempo en el debate político y mediático se ha instalado la figura del diálogo como una categoría superior. El diálogo como un fin en sí mismo.
Si no dialogas con tus oponentes o enemigos eres el malo de la película. Hasta los terroristas de ETA enarbolan el diálogo como una baza política. El propio mensaje del ex-presidente socialista José Luís Rodriguez Zapatero para pactar con los terroristas fue hecho en nombre del diálogo asociado a la paz.
¿Pero que esconde en la práctica este mensaje que hace que algo tan propio y elemental en la comunicación humana como es el diálogo se convierta en un mensaje político de valor absoluto?
El secreto mejor guardado de este mensaje es su apariencia inocua. ¿Qué tiene de malo dialogar? ¿Quién puede estar en contra del diálogo? [Read more…]