El pensamiento amorfo

El crecimiento de los populismos y las fuerzas radicales está basado en la creación de una sociedad dominada por el pensamiento amorfo. El caso español es muy ilustrativo, porque los mismos que en Cataluña protagonizan un golpe de Estado utilizan el discurso de la paz, las libertades y la democracia, para alimentar el debate de la sinrazón, que es una de las formas de configurar una sociedad de pensamiento amorfo y fácilmente manipulable.

El pensamiento amorfo consiste en despersonalizar al individuo y hacer que carezca de criterio propio, desbordando su mente mediante una invasión permanente de mensajes muy elaborados, contradictorios, ambiguos y orientados a hacer que sus pasiones y emociones prevalezcan sobre cualquier pensamiento racional.

La ambiguedad, el contrasentido, las contradicciones, y mentiras, forman parte del fin justifica los medios. Para ellos todo vale. No se ruborizan, se sienten orgullosos de ello, porque es el eje central de su ideología y de su objetivo de conquista del poder. Y así, si todo vale, se va imponiendo una sociedad sin valores.

El fin justifica los medios

El fin justifica los medios es el principal eje del manual totalitario que inspira la doctrina de separatistas, comunistas y populistas. Para ellos simular o contradecirse a todas horas, forma parte de su método que actúa como acelerador del pensamiento amorfo en la sociedad que traga sus mensajes, dándoles la suficiente credibilidad como para que ocupe los debates.

Sus mensajes están dirigidos a desordenar tu mente haciendo que [Read more…]

La política del low cost

La étiqueta del low cost como símbolo del recorte y abaratamiento

La étiqueta del low cost en Google como símbolo del recorte y abaratamiento político, social, y económico

El abaratamiento de la política forma parte del fenómeno low cost que ha invadido nuestras vidas, y que básicamente consiste en popularizar la idea de sustituir la calidad por lo más barato. Un proceso de devaluación en todos los órdenes, y no solo en lo político.

No es casualidad que la pérdida de prestigio, credibilidad e influencia de los políticos, medios de comunicación e intelectuales sea consustancial con este fenómeno. Cuando prima la demagogia y el ruido mediático sobre la calidad del debate político e intelectual, este se abarata y devalúa.

Se reclama una enseñanza de calidad, al mismo tiempo que se pide rebajar las notas y se eliminan las evaluaciones más exigentes. Mientras se devalúa la enseñanza se demandan trabajos de calidad. Una contradicción. Se exigen servicios de calidad mientras bajan los sueldos y aumentan las ofertas de low cost. Un imposible.

El low cost además de una etiqueta comercial es hoy un fenómeno sociológico. Se denuncia que en España prima la televisión basura. Y ¿por qué ocurre esto? [Read more…]

La nueva sociedad civil

Lo que hace fuerte a la democracia es su sociedad civil no sus gobiernos ni el poder político. Como en otras épocas, hoy también la crisis del sistema y el deterioro de la vida pública se refleja en el hundimiento de la credibilidad de la clase política. En España la clase política ya está considerada como el tercer problema para los españoles, con el 20 por ciento, detrás del paro y la economía (Barómetro del CIS, 1/2011).

El experimento socialista en España ha hecho del sistema un modelo entrópico sin capacidad de autoregeneración, y como respuesta vienen creciendo los grupos sociales que tratan de potenciar el espacio -y protagonismo- de la sociedad civil. Un fenómeno que por otra parte es global y expansivo. Producto, además del creciente rechazo y desapego de la clase política (y mediática), del desarrollo tecnológico que facilita poderosas herramientas de comunicación personales y organizativas.

Por eso merece la pena reflexionar sobre la necesidad de dotar al concepto clásico de la sociedad civil, una nueva visión acorde con lo que representa la globalización y la sociedad de la información. De lo contrario puede llegar a desnaturalizarse el propio concepto de sociedad civil, como ya está ocurriendo. Basta entrar en Internet y se comprueba que en la sociedad civil cabe todo y se mezcla todo. A este concepto se asocian organizaciones medioambientales, sindicatos, ONGs, lobbys, grupos de género, étnicos, de lucha contra la pobreza, y hasta la propia ONU incluye a la sociedad civil en sus programas. Todo cabe en este concepto colectivista de sociedad civil, hasta los gobiernos y los poderes públicos.

Contra la sociedad tutelada

Pero nada de eso responde al ser, la conciencia, y la función que tiene la sociedad civil. Etimológicamente la Academia Española lo define muy bien: la sociedad civil se sitúa “en el ámbito no público” y es “una sociedad de los ciudadanos y sus relaciones y actividades privadas” (RAE). Es el ser que han venido dando los clásicos y los pensadores modernos a lo que representa la sociedad civil en defensa del bien común y frente a los abusos del poder político.

De la conciencia de la sociedad civil emana su defensa de la igualdad frente a los privilegios de la clase política; la transparencia frente a la opacidad y la corrupción; la defensa de la libertad individual y los derechos de la persona como tal; la demanda de elecciones libres y directas; la promoción del conocimiento y el progreso; la defensa de los derechos humanos; de la seguridad jurídica frente a la arbitrariedad; y el control político. Es la sociedad la que tiene que controlar al poder político, y no al revés, como ya ocurre en España.

La fuerza y energía de la sociedad civil nace de esta conciencia, que si no arraiga en los individuos no se traslada a la vitalidad de la sociedad. Son estos valores de la sociedad civil los que le dan una función protagonista en el debate y la vida pública. Son valores propios de la democracia liberal, y ese es el modelo que le toca vigilar, defender, y promover a la sociedad civil, sin dejarse invadir por las teorías y prácticas de democracias populistas o socialistas que utilizan todos los medios para su único fin, el de una sociedad tutelada.

Una de las principales perturbaciones intelectuales e ideológicas en los últimos años es confundir lo popular con lo populista. La sociedad civil es en sí misma el pueblo, mientras que la llamada democracia populista o socialista es la tutela y control de la sociedad. La tiranía de lo políticamente correcto. [ Ver artículo La sociedad popular publicado en 2003 ]

Por otra parte, la sociedad civil no es una institución, es una constitución. Un cuerpo vivo constituido por personas, y por tanto únicas, que hacen de sus derechos de libertad y autonomía la razón de participar y organizar su vida y su futuro. Sin admitir que lo hagan otros. Es lo que hace que la sociedad civil se distinga por su espíritu crítico.

Otros artículos del autor relacionados con el tema:

Una sociedad consciente
Una sociedad alineada
El valor de una sociedad moderna
Apaciguar a la sociedad
La sociedad vencida
La sociedad zombi

Hacer política sin estar en política

antxon2010Algunos de los recientes estudios de índole estadístico y sociológico que concluyen en sus resultados que los jóvenes españoles se alejan de la política o son ajenos a ella, me sugieren la siguiente reflexión sobre el caso.

Fue Aristóteles quien dejó escrito que “por naturaleza el hombre es un animal político”. Y lo es, porque todo en la vida tiene que ver con la política. Las leyes, el poder a cualquier escala, la paz y la guerra, el orden, la moral, los mercados, las tecnologías. La política es la vida civil y la pública. Guste o no, hagas política profesional o no, cada ser vivo está afectado por la política desde antes de nacer.

Las leyes derivadas de las decisiones políticas afectan a la propia vida como ser humano antes de nacer (aborto) a tu muerte (eutanasia), y durante todo el proceso de tu vida. ¿Por qué se manifiestan los universitarios británicos? Porque su Gobierno les ha subido las tasas de educación. ¿Porqué pueden fumar o no los ciudadanos, jóvenes o mayores, en unos lugares u otros, y según qué países? ¿Por qué la persona tiene más libertad en unos lugares u otros? Todo es política.

Si esta realidad humana es tan obvia, por qué se dice que los jóvenes se apartan o son ajenos a la política. Porque aumenta el rechazo al poder político. Que es otra forma política de reaccionar. Si más del 40% de los jóvenes están en paro y el gobierno y parlamento no adoptan medidas para resolver este problema, que es el caso de España, ¿cómo quieren los poderes políticos que los jóvenes, estudiantes o no, sientan afección por la política?

Las causas

Si se analiza en detalle los resultados de estas estadísticas y encuestas se observa que se asocia “desapego político” a la participación electoral. La última aportación sobre este debate (28-11-2010) ha sido publicada por el Diario de Noticias de Navarra, que publica una encuesta en la que entre otras cosas informa: “El 56% de los menores de 24 años no tiene pensado acudir a votar en las próximas elecciones, y el 73% de quienes descartan ir a las urnas, lo hace porque considera que la política no tiene ningún interés”.

Vemos así como participación política se identifica con “ir a votar” porque “consideran que la política no tiene ningún interés”, reduciendo por tanto la política al hecho electoral de votar o no, cuando la política es un ejercicio de cualquier manifestación humana en todo momento, seas o no político.

La política no es ‘ser político’ sino ‘ser humano

La respuesta está en la democracia liberal

La respuesta a este estado de ánimo y de cosas está en la democracia liberal. En el último siglo hay un patrón incontestable. Cuanto el sistema democrático es más liberal mayor es la participación de los estudiantes y de los jóvenes, estén a favor o en contra del poder, y a la inversa, cuanto más intervencionista o totalitario sea el poder, mayor es el rechazo juvenil.

Uno de los casos paradigmáticos que ilustran este ejemplo lo viví hace años con los jóvenes del partido político húngaro Fidesz (Alianza de Jóvenes Demócratas). En su configuración para acceder al partido sus miembros no podían tener más de 35 años, porque se consideraba que la mayoría de los mayores de esa edad estaban contaminados por el régimen comunista que había caído con el muro de Berlín.

Cuando les conocí a Victor Orban y su equipo directivo del Fidesz en una reunión en la que coincidimos en Karlo Vivary (República Checa) confirmé la fuerza de la libertad y la democracia que emana del espíritu juvenil formado en valores. Desde entonces han pasado quince años y aquellos jóvenes no lo son tanto, han llegado al poder porque han gobernado Hungría en dos ocasiones, y hoy tienen la contestación de muchos de las nuevas generaciones. Esa es la libertad y la democracia.

En cualquier terreno de la participación ciudadana se hace política. Las redes sociales en Internet es una forma de participar en la política porque se crea opinión que influye en las decisiones políticas. Ser persona y ejercer de ciudadano, es hacer política, cualquiera que sea su manifestación.

Reflexión final: no hacer política es hacer política

Una reflexión final. Hacer de los estudiantes y de la juventud un segmento diferente, pertenece a una forma de pensar dualista y contraria a una sociedad global.

En una realidad global todo forma parte de todo, y todo afecta e influye en todo. El joven influye en los mayores y a la inversa. Dividir en grupos sociológicos a quienes forman parte de un todo humano con independencia de su edad, género, ideas y creencias, preferencias, territorio, y condición social, es retrotaerse a una forma de pensar y hacer anteriores a la nueva realidad global.

En la práctica no hacer política es otra forma de hacer política. Se sea estudiante o no, joven o mayor.

Tu estilo de vida es tu yo

Blanca2No es casualidad que en la sociedad de la información los estilos de vida adquieran mayor relevancia e interés en la opinión pública. Con crisis o sin ella. Hay dos razones fundamentales para ello: el mayor conocimiento que da la información y la mayor conciencia de lo que puede ser uno mismo, y a su vez la capacidad que da la información para modelar nuestras vidas, utilizando la tecnología u otras vías.

Diarios internacionales como The Wall Street Journal y el Financial Times han hecho de sus secciones de estilo de vida, las más leídas y utilizadas por sus lectores y suscritores en sus ediciones de papel, vídeo, e Internet. Pero lo mismo se puede decir de millones de medios de comunicación a todas las escalas, desde los blogs personales a los negocios locales, municipios y marcas industriales, que han hecho de sus productos, ambientes, y filosofía, un estilo de vida.

El estilo de vida forma parte de tu yo, y al mismo tiempo tiene la exigencia de que te obliga a ser tu mismo. No cabe la impostura, no es una expresión superficial sino íntima y trascendente, porque supone interiorizar las cosas en las que crees, piensas, y sientes preferencia por ellas.
Al poco de llegar a Londres para trabajar de corresponsal en 1973 hice una entrevista a Mary Quant, que se había puesto de moda porque había implantado el estilo de la minifalda. Tuvimos el encuentro en sus oficinas de Chelsea, y recuerdo que me quiso hacer desde el principio una diferencia entre la moda y el estilo de vida. La moda puede ser algo superficial y -por su propia naturaleza- coyuntural, el estilo de vida no. Ella no era -no es- nada superficial y sus creaciones tampoco, porque respondían a una filosofía.

[Cuando ahora veo reportajes contando la historia de lo que ha representado Mary Quant en a forma de vestir femenina, no puedo dejar de contrastarlo con quienes para defender a la mujer como algo igual al hombre le devalúan en su feminidad. Somos iguales las personas como tales, no la naturaleza de los sexos]

El estilo de vida se refleja en todo. En tus hábitos, costumbres, amigos, ambientes, preferencias. Cuando se viaja en metro se desarrolla un ejercicio de mironeo. Todos se observan a todos, y por sus expresiones, formas de vestir, lectura, rasgos personales, y actitudes, cada uno imagina el estilo de vida del otro. Cuando se llega por primera vez a una ciudad no hay mas que viajar en su ferrocarril subterráneo y se descubrirá el grado de cosmopolitismo que se da en la metrópoli.

En su libro “Una historia íntima de la humanidad” (Minerva, 1994), su autor el filósofo e historiador inglés Theodore Zeldin, nos descubre muchas formas de estilo de vida que el ser humano ha hecho suyas para moldear lo mejor de nuestra civilización. La ciencia, nos relata Zeldin con muchos ejemplos y casos de sus investigaciones “es también el arte de dar sentido y belleza, lo que implica encontrar conexiones entre lo que no parece tenerlo, vinculando gentes, lugares, deseos y memorias, a través de detalles que han podido pasar inadvertidos” (pag. 17).

Una persona no es libre si no se siente libre, y el estilo de vida está en el fundamento de la libertad y el sentimiento personal. La mayor amenaza contra la libertad individual no es solo el totalitarismo en sus diversas formas, sino la impostura. Con frecuencia van unidos.

AS ©

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