Emilio Ybarra le preguntó a Lech Walesa que le parecía como iban las cosas en Europa, y el ex líder sindical, ex Presidente de Polonia, y Premio Nobel de la Paz, le contestó en futuro. Como irían de mal las cosas si Europa no reforzaba sus lazos de unidad Occidental con Estados Unidos y la OTAN, en defensa de la libertad.
Era la noche del 8 de Mayo de 2004 y nos encontrábamos en una recepción en la Universidad Tecnológica de Varsovia. Mario Vargas Llosa era otro de los interlocutores de esa conversación y nos comentó la lucidez y acertada visión que mantenía Walesa, quién había sido una de las figuras claves en todo el proceso de la caída del imperio comunista de la URSS.
La conversación se prolongó porque coincidimos en la misma mesa de la cena de ese evento, y pudimos comentar además el discurso que nos ofreció Walesa a los postres. Valiente, ideológico, y en defensa de la libertad, advirtiendo a los presentes -académicos, políticos, empresarios…- de los riesgos de mostrar debilidad.
Cuento este episodio que me ha venido a la memoria al conocer el fallecimiento de Emilio Ybarra, porque era un rasgo representativo de su personalidad: preguntar sobre lo que le parecía fundamental en cada caso, valorando a sus interlocutores. Una virtud que no siempre se da entre los hombres de su posición.
Al hilo de los acontecimientos
He tenido la suerte de contar con la amistad de Emilio Ybarra desde que le conocí a principios de los años ochenta (siglo XX) como empresario de prensa en las cenas que organizaba El Correo Español en Bilbao, el diario donde comencé mi carrera periodística (en su delegación de Eibar), y en el que durante muchos años escribí un artículo de opinión, junto a los que integraban en toda España la Agencia Colpisa, que dirigía Manu Leguineche.
Como conté con la amistad de su antecesor en la presidencia del Banco, Jose Ángel Sánchez Asiaín, y la historia ha querido que los dos 23 de Febrero más significativos por razones distintas en la reciente historia de España, me encontrase con ellos. El 23-F de 1981 se produjo la intentona golpista militar con la ocupación del Congreso de los Diputados, y esa noche cenamos con Asiaín, Antonio López, y Leguineche. Y la noche del 23-F de 1983 el Gobierno socialista intervino y expropio el grupo empresarial Rumasa, y fue Emilio Ybarra el que nos dio la noticia mientras cenábamos en la sede de El Correo en Bilbao, por una llamada que recibió.
A lo largo de estas cuatro décadas he compartido con Emilio Ybarra muchas reuniones y episodios como el que he relatado, con todo tipo de personalidades. Líderes políticos, empresarios, banqueros, científicos, escritores…especialmente en nuestras reuniones de la Trilateral por todo el mundo, y siempre conseguía que sus interlocutores le dieran información clave. Y a él mismo le gustaba participar y contribuir al análisis, debates y estudios que realizábamos en las reuniones.
Aquellas cenas en el Banco
Como presidente del banco BBVA durante años Emilio Ybarra nos reunía todos los meses a una docena de personas para que opináramos y debatiésemos sobre la situación del país y del futuro europeo e internacional. Siempre preguntaba sobre lo fundamental a los que compartimos esa mesa. El presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, era el mas callado, pero conciso y lúcido en las apreciaciones que hacía en esas cenas. Jose María Cuevas, el presidente de la patronal empresarial CEOE, y Jaime Carvajal, entonces presidente de Ford España, eran otros de los comensales invitados por Ybarra.
En ocasiones participaban como invitados especiales en estas cenas dirigentes de todos los ámbitos, desde el entonces líder socialista, Joaquín Almunia, al Arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela, o Eugenio Domingo Solans, miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo. En todas estas reuniones Emilio Ybarra siempre nos preguntaba “¿Que podemos hacer para mejorar la situación?”. Todas fueron muy enriquecedoras.
La última conversación
Emilio Ybarra apreciaba y defendía el valor de la independencia, como ha destacado en un buen artículo su colaborador y hombre de confianza, Antonio López.
Cuenta Antonio López al referirse a su condición de banquero y empresario de prensa que dio lugar a la creación del Grupo Vocento, que Ybarra: “Siempre marcó una línea divisoria entre ambos y acostumbraba a recordarme, cuando se trataba de las relaciones entre el banco y el grupo periodístico, que era obligado respetar una distancia que garantizara la independencia del grupo. Me lo recordaba en mi condición de Director de Comunicación y Adjunto a la Presidencia y, cuando desde instancias políticas se pedía su intervención cerca de los medios de los que era accionista, su respuesta era que se dirigieran a los gerentes” (Emilio Ybarra, vasco y español, ABC, 19-7-2019).
Su rasgo de empresario de prensa marcó nuestra última conversación en el último almuerzo que mantuvimos pocos meses antes de su fallecimiento en el restaurante El Mentidero de la Villa en el centro de Madrid. “¿Como han superado la crisis los grandes diarios en esta era digital?”, me preguntó. Y mientras le relataba algunos casos que he estudiado, Emilio Ybarra sacó su libreta y fue apuntando mientras me seguía preguntado sobre los mismos. Luego nos vinieron a saludar Javier Solana, el ex secretario general de la OTAN, y Meritxell Batet, ex ministra socialista y actual presidenta del Congreso de los Diputados, que se encontraban en una mesa próxima, y nos fuimos los dos paseando hasta su casa. Allí nos despedimos hasta nuestro próximo almuerzo, que ya no tendrá lugar.
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