La desinformación consiste en desnaturalizar el sentido real de las cosas para que pierdan su sentido, y así poder manipular las mentes y la opinión pública. Si entre la verdad y la mentira se introduce el mensaje de la ‘posverdad’, nada es verdad ni mentira, todo depende de las emociones y creencias personales. No hay hechos objetivos que valgan y cada uno define la realidad de acuerdo con sus deseos, según la propia definición del Oxford Dictionary sobre la posverdad (‘In this era of post-truth politics, it’s easy to cherry-pick data and come to whatever conclusion you desire’).
Fue el propio diccionario Oxford el que eligió la posverdad como el mensaje más destacado de 2016, según su propia medición y difusión del término en los medios de comunicación. Lo que a su vez ha multiplicado la difusión del citado mensaje.
No es casualidad que la popularización del mensaje de la posverdad haya coincidido en el tiempo con la masificación de noticias falsas (fake news) que se venden y compran como verdaderas. ¿Qué importa que una información sea falsa si coincide con los deseos de una audiencia que hacen de ello su verdad?
Los autores del reciente informe de los científicos USA dirigido por John Ioannidis (Universidad de Stanford) han destacado que la mayoría de los estudios publicados en medios científicos son hipótesis que no son comprobables y han publicado un manifiesto al respecto en el que, entre otros casos, señalan que se pierde hasta el 85% de los esfuerzos -presupuestarios y científicos- en la investigación biomédica (“One analysis, wrote the authors, estimated that as much as 85 percent of the biomedical research effort is wasted”, Nature 1/2017).
En un reciente encuentro en la escuela de negocios IESE de Madrid, el presidente de la cadena de televisión NBC News, Andrew Lack, hacía referencia al peligro de las noticias falsas de los propios medios. “Las noticias falsas son un tema serio”, advirtió Lack al referirse sobre el futuro de los grandes medios de comunicación.
La sofisticación en la manipulación del mensaje
Hoy la manipulación de un mensaje de información tiene un alto grado de sofisticación, por las herramientas tecnológicas y recursos de inteligencia que se disponen para ello. De ahí la importancia de disponer de conocimientos y mejores recursos para descodificarlos y saber la verdad oculta que esconden.
Por ejemplo, es más dañino el mensaje del relativismo, del que forma parte la posverdad, que el de la ideología del odio. ¿Por qué? El primero amansa las conciencias y relativiza los valores por los que luchar, debilitándolos, y el segundo genera en sí mismo rechazo. El odio genera seguidores pero también rechazo.
Pero la confluencia de ambos mensajes consigue un objetivo común: debilitar al enemigo que se sustenta en la razón de la verdad y la libertad. Ese es el éxito que ha hecho renacer el mensaje populista de nuestra época en todos los ámbitos.
Desmontar el mensaje de la posverdad
Desmontar el mensaje de la mentira para hacer valer la verdad, es uno de los desafíos de nuestro tiempo, en todos los aspectos de nuestra vida, pequeños y grandes, morales y científicos.
Por eso me pareció interesante la afirmación del físico Pedro Miguel Etxenike (premio Príncipe de Asturias entre otros galardones), en su discurso de acceso como académico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, acto al que asistí (31/5/2017), de que “los que intentamos hacer ciencia creemos en la verdad y está ahí para ser encontrada”. Añadiendo que la verdad está “por encima de las discusiones filosóficas sobre construcciones sociales y relativismos culturales”.
Estamos llenos de casos de desinformación que se presentan como verdad lo que es mentira, adobados de apariencia científica y mediática de verdad, y con repercusiones negativas, políticas, económicas y sociales. Recuerdo el caso de la gripe aviar. “El número de afectados en España por la gripe A suma casi 100 casos en un día y ya roza los 1.000”, anunció RTVE el 9 de Julio de 2009. La verdad fue que un año y medio después eran 271 víctimas las atribuidas a este virus en España, según la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) que en agosto de 2010 declaraba el fin de la pandemia. ¿Pero cual fue el resultado?
En España el resultado fue que el propio Ministerio de Sanidad se vio abocado a deshacerse -por inservibles- de millones de vacunas que habían costado millones de euros a los contribuyentes españoles. ¿Falsa alarma? No, desinformación científica, médica, política y periodística, a coste de los ciudadanos. Ver artículo ‘Como la desinformación destruye la credibilidad‘.
La posverdad trata de hacer creer que lo que sientes, temes, intuyes, presientes y deseas, es la verdad. Aunque no lo sea. Es un mensaje que trata, sencillamente, de imponer su falsa verdad. Si no, no se identificaría como posverdad, sino como verdad a secas.
AS © 2017
Deja un comentario