Mariano Rajoy ha conseguido volver a ser reelegido presidente del gobierno apoyado por sus principales adversarios políticos. Una jugada de ganador que merece ser analizada.
¿Qué ha hecho Rajoy para conseguir que finalmente el PSOE y Ciudadanos hayan favorecido su elección?
Primero hacer valer su posición de ganador. Reforzado por los resultados electorales de Junio en las que sacó una diferencia de 2,5 millones de votos y 52 escaños al PSOE, segunda fuerza. Con el añadido de que fue el PP el único partido que subió en votos y escaños, mientras sus principales adversarios bajaron sensiblemente.
A partir de ahí Rajoy consiguió que Ciudadanos pasara de vetarle a apoyarle. Quienes anticiparon que las condiciones del partido de Albert Rivera no iban a ser aceptadas por el PP, se equivocaron. Así, sumando 170 escaños, su alternativa de gobierno era la única posible.
Rajoy en el poder, y Sánchez desnudo de poder
El líder socialista, Pedro Sánchez, quiso empeñarse en lo imposible, y se estrelló. Su contumaz ‘no’ a Rajoy, que le había ofrecido un pacto de gran coalición desde el día siguiente de las elecciones, solo tenía como alternativa un pacto con todos los grupos de extrema izquierda y separatistas, que no lo aceptaba ni su propio partido.
Lo que hizo que le echaran de la secretaría general y teniendo que abandonar finalmente su escaño parlamentario. Si la jugada de Rajoy ha sido ganadora, la de Sánchez ha terminado con él desnudo de poder, y metiendo al PSOE en una crisis interna de la que tardará en salir.
Con el PSOE en manos de una gestora, sin liderazgo, y con la perspectiva de seguir perdiendo votos y escaños si se convocaban unas terceras elecciones, los socialistas no han visto otra alternativa que favorecer la reelección de Rajoy, mediante su abstención.
Rajoy ha jugado sus cartas para que las actitudes iniciales de sus adversarios se volvieran en su contra, y al mismo tiempo le favoreciesen a él. Como así ha sucedido.
Demostración de fortaleza e instinto de poder
Demostrar una fortaleza real es consustancial con el arte del poder, y Rajoy lo ha hecho valer. Para decir al principio que no al Rey para que no le propusiera como candidato a la investidura por falta de apoyos suficientes a pesar de haber ganado las elecciones de Diciembre. El Rey propuso a Sánchez y el líder socialista fracasó.
Fortaleza para mantener prietas las filas en su partido, a pesar de la crisis y todos los ataques y adversidades desde todos los frentes. Y fortaleza para esgrimir el derecho a gobernar tras ganar las elecciones consecutivamente. Esto ha impedido, por ejemplo, que hoy España no esté gobernada por una alianza de fuerzas de la extrema izquierda y separatistas, como la que estaba pactando el socialista Sánchez.
Pero Rajoy también ha demostrado instinto de poder, porque ha sabido detectar y congraciarse con un sentimiento mayoritario de lo que llamo el ‘factor conservador’. Ha esgrimido una mejoría general a través de sus logros económicos, y los riesgos que tiene revertir estas políticas dejándolas en manos de la izquierda y los radicales. Y por mal que esté un país en su sociedad prevalece el factor conservador. El conservar lo que hemos conseguido y todavía nos queda. En todos los órdenes, no solo en los materiales.
Por eso Rajoy ha salido fortalecido en su liderazgo de esta crisis, y sus adversarios debilitados. El PSOE en una profunda crisis interna y sin liderazgo, y los demás en minorías menguantes.
En democracia el arte del poder requiere atisbar cuales son tus propias fuerzas, las debilidades del adversario, y saber ponerlas en juego ambas para ganar. En esto ha consistido el juego de Rajoy.
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