Hizo del ‘no’ a Rajoy su bandera, y el mismo día en que es investido el líder popular como presidente del Gobierno, el ex-líder socialista, Pedro Sánchez, se ha visto obligado a dejar hasta su escaño parlamentario.
Hoy Pedro Sánchez podía haber sido vicepresidente del gobierno, controlar varios ministerios y órganos de la administración, proyectar la imagen de un hombre de Estado, y consolidar su liderazgo en el PSOE por muchos años. Reforzando la posición de su propio partido, la estabilidad y crédito de España, y evitando que el país esté desde hace diez meses sin gobierno, con todos los costes que esto supone para la nación, en todos los órdenes.
Pero el resultado de sus decisiones le han llevado a todo lo contrario, habiendo sido obligado finalmente por su propio partido a dimitir el 1 de Octubre de 2016, al votar la mayoría en contra y perder el poder, y el 29 de Octubre a renunciar a su escaño parlamentario.
Después de fracasar en todas las elecciones nacionales, regionales y su investidura en el Congreso, cuando Sánchez quiso ser presidente del gobierno a pesar de perder las elecciones del 20 de Diciembre último. Conduciendo a su partido a sus peores resultados históricos de todas las elecciones desde 1977 y a su mayor división interna en cuarenta años.
En las elecciones pre-constitucionales de 1977 el PSOE llegó a obtener 118 diputados, en 1982 llegó a los 202 diputados, y con Sanchez ha obtenido 85 en los últimos comicios. Item más: el PSOE ha sido el partido que más ha gobernado en España, 22 años de 39 durante esta etapa constitucional. Esto es lo que hace de Sánchez un caso paradigmático de la derrota política por la contumacia en su error.
Como el paradigma Sánchez conduce al desastre
Tras las elecciones del pasado Diciembre el líder del PP y presidente en funciones, Mariano Rajoy, que había ganado las elecciones por mayoría minoritaria, le ofreció a Sanchez un pacto de gran coalición entre los dos partidos y Ciudadanos. Que Sanchez rechazó.
Abocando a España a unas nuevas elecciones por la imposibilidad de formar gobierno, y haciendo de su ‘NO’ a Rajoy su principal eje y bloqueo institucional. Todo su proyecto pasaba por el no a Rajoy, incluso después de haber perdido las siguientes elecciones, y caer en electores y diputados. Mientras el PP subía.
La gota que colmó el vaso se produjo en las recientes elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco el pasado 25 de Septiembre (2016). En las primeras el PP volvió a ganar por mayoría absoluta por tercera vez consecutiva, y los socialistas fueron superados por la izquierda radical y han pasado a ser la tercera fuerza, mientras que en las vascas el PSOE, que había llegado a gobernar en esa autonomía, pasó a ser la cuarta fuerza, perdiendo siete diputados respecto a las anteriores elecciones y el 7,5 % de los votos.
A pesar de estas derrotas y de la mengua en poder e influencia del PSOE, Sanchez siguió empecinado en el error del no a Rajoy. Lo que en su magnifica obra The March of Folly, la historiadora Barbara Tuchman, estudió como la marcha de la locura de este tipo de líderes políticos que llevan a sus países y sociedades al desastre. Ver artículo publicado el 27-4-2016
Una lección de falta de inteligencia política
El paradigma Sánchez del no a Rajoy revela la falta de inteligencia política porque te conviertes en prisionero de tu propia posición. Si todo pasa por el no a Rajoy y él y su partido siguen ganando elecciones y tú perdiéndolas, y como consecuencia de tu estrategia pasas a depender de Podemos, que tienen como objetivo engullir al PSOE como se han comido a Izquierda Unida, estas muerto políticamente. Que es lo que le ha pasado a Sánchez.
Es toda una lección paradigmática como caso de estudio de la contumacia en el error.
AS © 2016
Ver también: ‘El PSOE se ha convertido en rehén de sus adversarios‘
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