Los efectos de la doctrina del apaciguamiento en España

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En la última década España ha hecho del apaciguamiento con las fuerzas totalitarias (terroristas, separatistas y anti-sistema) una política de Estado, y sus resultados constituyen hoy la principal amenaza para su propio sistema constitucional.

La doctrina del apaciguamiento consiste en creer que se puede apaciguar a la fiera totalitaria haciéndole concesiones. Esta doctrina se aplica por parte del poder democrático mediante eufemismos como el diálogo, tolerancia y la pacificación de tensiones. El resultado siempre es el mismo: los totalitarios ganan y la democracia pierde. Las concesiones al separatismo catalán solo han servido para hacerle más fuerte en su objetivo de romper la España constitucional.

No hay un solo caso en la historia de la democracia liberal en la que la doctrina del apaciguamiento no haya beneficiado a los totalitarios y haya conducido al desastre de las naciones democráticas y sus pueblos. Ni en la política internacional, ni en la nacional. El apaciguamiento que llevó a las potencias democráticas a pactar con Hitler condujo a la segunda guerra mundial.

España: una década de apaciguamiento

Desde 2004, con la llegada del gobierno socialista de Zapatero, hasta hoy, el apaciguamiento se ha convertido en la principal doctrina de la política de Estado. El apaciguamiento con los terroristas de ETA se materializó con un diálogo y pacto que llevó al propio Tribunal Constitucional a legalizar la presencia de los grupos políticos de los terroristas en las instituciones.

El apaciguamiento con los separatistas que desde las propias instituciones del Estado declaran como objetivo la ruptura de la Constitución democrática y de la nación, solo ha servido para que en Cataluña se dejen de cumplir las leyes y los principios básicos de la libertad e igualdad.

El apaciguamiento en forma de ‘manga ancha’ con los movimientos anti-sistema solo les ha fortalecido, hasta conseguir que la izquierda revolucionaria tenga un partido como Podemos, que el propio CIS le da como tercera fuerza electoral.

España necesita un cambio de su política de Estado

Si en España la política de Estado (gobierno e instituciones) sigue siendo la del apaciguamiento con los totalitarios, y se hacen concesiones a quienes quieren cambiar o romper el orden constitucional, sucederá lo inevitable, que el gobierno y las instituciones pierdan el favor del pueblo. Que es lo peor que le puede pasar a una democracia. Recordemos a Aristóteles: “No hay poder democrático que aguante la pérdida del favor de su pueblo”.

Para recuperar el favor del pueblo, el gobierno y las instituciones de España necesitan poner fin a su política de apaciguamiento y sustituirla por la política de los comunes. Aplicando todo el poder democrático para que cada persona y la sociedad puedan comprobar que desde el Estado se defienden con firmeza y plenitud sus derechos constitucionales. Empezando por los más sagrados como son la libertad y la igualdad.

AS © 2014

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