En su primera intervención como nuevo Rey de España, Felipe VI ha comprometido sus convicciones humanas y democráticas para dibujar su proyecto de un nuevo cambio de España con el que se identifica.
Tras su proclamación por parte de las Cortes Generales, el nuevo Rey Felipe VI ha hecho explícito su proyecto de una España renovada. Apelando a sus convicciones ha hablado “sobre la España con la que me identifico”. ¿Y cual es esa España en sus propias palabras?
España como Estado-nación
En primer lugar, la defensa del modelo de Estado-Nación. La España constitucional que garantiza la unidad de la nación, la libertad individual y la igualdad.
Frente a los desafíos rupturistas de los separatistas y de quienes propugnan un cambio constitucional, Felipe VI ha hecho valer la Constitución como garantía de la unidad y de la diversidad que integra la nación.
“Quiero reafirmar, como Rey, mi fe en la unidad de España, de la que la Corona es símbolo”. Añadiendo, por si no quedaba claro que él es: “un Rey que debe atenerse al ejercicio de las funciones que constitucionalmente le han sido encomendadas y, por ello, ser símbolo de la unidad y permanencia del Estado”. Una España diversa sí, pero en la que no se cuestiona su modelo constitucional de Estado-Nación.
Un cambio regeneracionista de España
En segundo lugar la nueva España del cambio: “Encarno una monarquía renovada para un tiempo nuevo”, ha sido su mensaje diseñado para conseguir el mayor impacto.
Un cambio que empieza por la regeneración frente a la corrupción para que la sociedad recupere la confianza en sus instituciones públicas: “Una España en la que los ciudadanos recuperen y mantengan la confianza en sus instituciones”, porque “hoy -ha dicho- más que nunca, los ciudadanos demandan con toda la razón que los principios morales y éticos inspiren -y la ejemplaridad presida- nuestra vida pública”.
En tercer lugar la España de la libertad. En cinco ocasiones ha hablado de la España de la libertad, incluida su referencia a “las víctimas de la violencia terrorista, (que) perdieron su vida o sufrieron por defender nuestra libertad”, y que fue la única ocasión en la que las Cortes Generales prorrumpieron en aplausos, además de las referencias al legado de su padre el Rey Juan Carlos, y a su madre, la Reina Doña Sofía, presente en el hemiciclo.
“Garantizar la convivencia en paz y en libertad de los españoles es y será siempre una responsabilidad ineludible de todos los poderes públicos”, recordó el Rey. Hoy hay muchos españoles que viven en las comunidades gobernadas por los nacionalistas que no sienten ni viven esa libertad, y que se ven marginados por querer estudiar en español o tienen que pagar multas por rotular sus comercios en español.
Fortalecer la cultura democrática
Pero además hay otros aspectos del discurso del Rey Felipe VI que tienen mucha enjundia por venir de quien viene. Ha asociado directamente su nuevo reinado al de la generación que representa como “el espíritu abierto y renovador que inspira a los hombres y mujeres de mi generación”. Lo que significa “una tarea que demanda un profundo cambio de muchas mentalidades y actitudes”. Apelando a la necesidad de una “gran determinación y valentía, visión y responsabilidad”.
No solo de los poderes públicos, sino también de los ciudadanos a los que ha reclamado su participación activa. Estos grandes retos y desafíos, ha dicho, “requiere el concurso de todos: de los poderes públicos, a los que corresponde liderar y definir nuestros grandes objetivos nacionales; pero también a los ciudadanos, de su impulso, su convicción y su participación activa”.
Estaba tan presente la sociedad en el discurso del nuevo Rey que ha recordado que más allá de sus funciones constitucionales, la monarquía parlamentaria es un régimen que obliga a la Corona a velar por los intereses de la sociedad y sus ciudadanos. “Las exigencias de la Corona no se agotan en el cumplimiento de sus funciones constitucionales…la Monarquía Parlamentaria debe estar abierta y comprometida con la sociedad a la que sirve; ha de ser una fiel y leal intérprete de las aspiraciones y esperanzas de los ciudadanos”.
Vencer las resistencias al cambio
Pero en el contexto que vive España y en el que se pone de relieve un gran déficit democrático, cobra especial valor este objetivo del nuevo Rey ante las Cortes Generales: “Señorías, aspiramos a revitalizar nuestras instituciones, a reafirmar, en nuestras acciones, la primacía de los intereses generales y a fortalecer nuestra cultura democrática”.
Son ideas y valores que efectivamente forman parte de las convicciones del nuevo Rey de España, y que personalmente le he oído defender hace años, y por eso se que forman parte de sus creencias. Ahora empieza lo que siempre es más difícil, hacer que el proyecto se cumpla. Vencer la resistencia al cambio. Pero es un gran comienzo.
AS © 2014
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