A la idea del falso progresismo se ha unido la de una falsa competitividad.
El falso progreso consiste en hacer creer que la sociedad progresa mientras los gobernantes empobrecen a la nación y a las personas, gastándose lo que no tienen y endeudando a las generaciones venideras. A su vez la idea de la falsa competitividad consiste en hacer creer que se gana en competitividad porque todo se abarata: los salarios, las empresas, la productividad…
Aplicar estas ideas siempre producen el mismo resultado: el empobrecimiento en todos los órdenes, económico, social, industrial, y científico.
Lo único que hace progresar es generar riqueza, y lo único que hace ganar en competitividad es desarrollar la innovación en todos los campos y a todas las escalas a nivel global. En todo, en ciencia y tecnología, industria, servicios, administraciones, educación.
Si algo ha demostrado las consecuencias dramáticas que tienen estas dos falsas ideas es la crisis que explotó en 2007, y que ha hecho a todas las clases medias más pobres, y a todo los pobres más pobres.
El paradigmático caso español
El caso español es paradigmático: su empobrecimiento y una masiva pérdida de empleo (seis millones de parados, 26%) ha llevado a cientos de miles de profesionales cualificados, directivos, y científicos a trabajar en los países más competitivos. Son países más ricos, más caros, porque se gana más y se invierte más en conocimiento, capital humano y avanzados recursos, y todo ello les hace más competitivos.
Con frecuencia ante situaciones de crisis como esta se escuchan ideas como la de consumir menos. Consumir menos luz y energía, menos productos porque hacen daño a la salud o menos muebles o ropa cuando ya se tiene lo suficiente. Todo ello conecta con una vieja idea que hace del consumo el mal, llegando a presentarse como algo negativo lo que se etiquetó como ‘sociedad consumista’.
Pero es todo lo contrario. Consumir es generar actividad, riqueza, y por tanto hacer que las personas, sociedades, y naciones progresen, tengan más oportunidades para todo y ganen en calidad de vida.
Generar consumo y riqueza hace que se pueda invertir más en educación, conocimiento, ciencia, cultura, sanidad, servicios sociales, y en definitiva es lo que permite desarrollarse a las personas y a los países. No solo económicamente sino intelectualmente.
Lo contrario es una mentira malvada porque es vender como verdadero y benefactor lo que en sí mismo es falso y empobrecedor.
Bill Gates y su esposa Melinda acaban de publicar su informe anual 2014 y empiezan por decir en la presentación del mismo que están impactados porque en lugar de celebrar los avances y el progreso obtenidos en las últimas décadas a nivel global, comprueban que la idea dominante es que todo va a peor.
Una opinión dominada por una falsa percepción suele ser consecuencia del predominio de las falsas ideas.
[Ver información ‘Bill Gates denuncia la falsa percepción de la realidad‘]
AS © 2014
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