Los resultados del último estudio que he dirigido sobre el impacto de los intangibles en todo el mundo (ver conclusiones), ilustran muy bien las expectativas de España respecto a las tendencias de futuro.
La síntesis cabe en la quinta parte de un mensaje de twitter: regenerarse o morir.
¿Que distingue a los mundos emergentes? La capacidad de regeneración de sus sistemas, que les lleva a impulsar los cambios intelectuales, científicos, morales, empresariales, políticos y económicos.
Los datos del citado estudio constatan como los intangibles de información ya son la primera fuente de generación de valor para las corporaciones, universidades, industrias o administraciones de todo el mundo. En su último informe el Banco Mundial establece que el 80% del progreso y la riqueza en los países de la OCDE es capital intangible, y solo el 20% restante al producido por los recursos naturales y de producción (ver resultado)
Casos como los de la NASA, las grandes marcas mundiales, las nuevas reformas fiscales de Obama, los modelos de Oklahoma o Austria, las políticas culturales y de comercio turístico de países como México, Japón, Vietnam o Corea del Sur, las inversiones de la Unión Europea en este campo…todos, en los más de cien casos evaluados, han hecho de los intangibles de información su fuerza motriz. Incluidos algunos casos españoles.
Es un cambio que está en la naturaleza y la lógica de la nueva sociedad de la información. “El capital de la información es la materia prima para crear valor en la nueva economía”, señalaba ya en 2004 uno de los estudios publicados por la Harvard Business School (Robert S. Kaplan, David P. Norton). No asumir de facto esta realidad es perder el tiempo, las energías, y lo que es más trascendente, perder la visión global de lo que representa el mundo hoy.
Entre la decadencia y los mundos emergentes
¿Y cual es la situación de España y de sus dirigentes respecto a esta realidad de cambio? España sigue en la inercia. La corrupción de su sistema que proyecta la actualidad diaria en todos los órdenes, mata todos los esfuerzos que se hacen en los distintos ámbitos para impulsar un cambio que le sitúe entre los que dominan el futuro.
Esta inercia es la lógica de un modelo de crisis dominado por la entropía que va reduciendo progresivamente su capacidad de regeneración, hasta anularla. Cuando se cambia un modelo de valores por otro de contravalores como hizo Zapatero desde su llegada al poder en 2004, el sistema comienza a ser dominador por un desorden entrópico en cada rincón de la vida y la convivencia social. Desmembración del Estado, confrontación social, pérdida de libertades, el incumplimiento de las reglas y la degradación del imperio de la ley. Y todas las consecuencias que las personas viven y sufren de continuo en un proceso de desvalorización del ser personal, social, y de la nación. Ante sí mismos y ante los demás.
No hay futuro sin regeneración, que es la fuerza nuclear que potencia la evolución, tal como nos enseña la historia, y que es la base de la civilización del mundo libre que ha desarrollado el ser lo que somos y lo que queremos ser.
Puede parecer novedoso hablar de una ‘Administración de los intangibles’ y hasta resultar sorprendente el preguntarse si debería haber una, pero ya se planteó en 1935 en un ensayo publicado en la revista Harvard Law Review, a propósito de una disputa legal de la época. El mundo de los intangibles no es nuevo, lo que es nuevo es que la sociedad de la información hace de ello la principal fuerza del sistema y de su ciencia.
Hoy hay que decidir entre la decadencia y los mundos emergentes. Las tendencias de futuro son dominantes, y por tanto determinan los resultados de cualquier aspecto fundamental de nuestra vida.
He tratado de plasmar las claves de este desafío en sendos ensayos que he escrito en las publicaciones de pensamiento y cultura Nueva Revista (Una estrategia global para España: tendencias de un nuevo contexto mundial), y Cuenta y Razón (El modelo para España). Publicaciones que en el panorama intelectual español son precisamente referencias del pensamiento critico y regeneracionista.
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